El problema de las especies exóticas invasoras continúa ganando prominencia a medida que sus efectos se vuelven más evidentes. La Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) lanzó recientemente el “Avance no Editado de la Evaluación de Especies Invasoras Alienígenas – Resumen para Responsables de Políticas (SPM)“. Mientras esperamos el informe completo, este resumen ofrece una visión de la magnitud y el impacto de las especies exóticas invasoras en todo el mundo. El informe del IPBES es un paso muy necesario, pero deja espacio para discusiones en mayor profundidad, fundamentales para la conservación y gestión sostenible de la tierra.

El Juego de los Números: Invasión a Millares
El informe del IPBES llama la atención sobre 37.000 especies exóticas establecidas. Un número que crece anualmente en unas 200 especies. Un 37% de los casos se detectaron a partir de 1970, lo que parece indicar que estamos ante un problema relativamente reciente y de rápida aceleración. Si bien estos números son sorprendentes, cabe preguntarse cuántas de estas especies exóticas se han vuelto invasoras, es decir, perjudiciales para los ecosistemas nativos. En el grupo de las plantas exóticas solo alrededor del 6% caen en esta categoría, pero sus impactos son desproporcionadamente grandes. Estas plantas pueden modificar ecosistemas enteros, afectar la calidad del suelo e incluso los patrones de incendios. Dadas las posibles consecuencias, nuestra respuesta debería ser tan compleja como el problema en sí mismo. Se deben identificar las condiciones geográficas particulares y el papel de las actividades humanas para crear medidas regulatorias con éxito. Para aquellos involucrados en el modelado de hábitats y soluciones geoespaciales para la conservación, comprender las variables que permiten que ciertas especies se comporten como invasoras puede permitir intervenciones específicas. Por ejemplo, ¿hay condiciones de suelo o microclimas particulares que prefieren estas plantas? Datos tan concretos podrían mejorar significativamente nuestras estrategias de prevención y mitigación.
Para comprender por completo las complejidades de las especies invasoras, necesitamos desglosar las cifras a un nivel granular, evaluando cómo y por qué ciertas especies se vuelven invasoras en primer lugar. Mientras que una especie puede considerarse invasora a escala global, esta designación puede no ser válida en regiones geográficas específicas. Por ejemplo, una planta que es invasora en ausencia de ciertos competidores puede ser benigna en un entorno más biodiverso. Las implicaciones de esto para la gestión de tierras y la planificación de la conservación son enormes.
Las tecnologías geoespaciales avanzadas como los Sistemas de Información Geográfica (SIG) y la Teledetección pueden desempeñar un papel fundamental aquí. Estas herramientas nos permiten mapear la propagación geográfica de especies invasoras, identificar ‘puntos calientes’ e incluso predecir futuras infestaciones basadas en variables ambientales. Al integrar datos climáticos, topográficos y de uso del suelo, podemos generar modelos que nos indican dónde es más probable que una especie prospere. Este tipo de análisis espacial puede suponer un cambio en las reglas del juego a la hora de diseñar medidas de control efectivas, reduciendo tanto el impacto ecológico como los costos de gestión.
Además, el papel de la actividad humana en la facilitación de la invasión de especies a menudo se pasa por alto. Con el modelado espacial, podemos incorporar factores antropogénicos como cambios en el uso del suelo, rutas comerciales e incluso patrones turísticos, proporcionando una comprensión más holística de las dinámicas de invasión. Este análisis multicapa es clave para diseñar intervenciones específicas que sean tanto ecológicamente sólidas como económicamente viables.
Los conocimientos obtenidos a partir del análisis espacial no solo pueden informar estrategias localizadas, sino que también ofrecen enfoques más amplios para tratar con especies invasoras a nivel mundial. En resumen, abordar el problema de las especies invasoras requiere un enfoque intersectorial que aproveche todo el potencial de los modelos de hábitat y las tecnologías geoespaciales. Al hacerlo, podemos pasar de una postura reactiva a un modelo más proactivo y predictivo de gestión de especies invasoras.
Islas: Posiciones Vulnerables
Las islas representan un 20% de todos los impactos informados de especies invasoras. Sin embargo, el informe se queda corto al explicar por qué las islas son puntos críticos para tales impactos adversos. ¿Se debe a su aislamiento geofráfico, a sus acervos génicos más pequeños o a menores capacidades adaptativas? Las islas a menudo sufren por la falta de redundancia ecológica, volviéndolas más susceptibles a interrupciones como las provocadas por especies invasoras. Pero vayamos más allá de declarar este hecho, exploremos el por qué y el cómo para crear percepciones pragmáticas. Comprender estas razones sería fundamental para formar estrategias de conservación dirigidas, especialmente cuando el 90% de las extinciones globales registradas debido a especies invasoras ocurren en islas. Aquí es donde entra en juego una comprensión más profunda de la macroecología, la modelización espacial y la idoneidad del hábitat.
En primer lugar, las islas a menudo tienen historias evolutivas únicas. Las especies en las islas han evolucionado en ausencia de ciertos tipos de competidores y depredadores, lo que a menudo lleva a una abanico más reducido de mecanismos defensivos. Utilizando herramientas de modelización espacial, podemos mapear estos cuellos de botella evolutivos, creando modelos predictivos de cómo las especies nativas pueden interactuar con invasores potenciales.
En segundo lugar, los modelos de idoneidad del hábitat son una herramienta poderosa para entender por qué ciertas especies invasoras prosperan en los ecosistemas de islas. Pueden integrar clima, topografía e incluso los tipos de suelo limitados disponibles, proporcionando una visión holística de la adaptabilidad de las especies. Estas herramientas nos permiten prever qué especies invasoras son más propensas a llegar y prosperar, brindando a las comunidades insulares la oportunidad de implementar medidas preventivas antes de que sea demasiado tarde.
El aislamiento, a menudo considerado como una característica protectora de las islas, también puede convertirse en un inconveniente cuando tratamos con especies invasoras. El aislamiento minimiza la inmigración natural, lo que lleva a menos competidores potenciales y depredadores para las especies invasoras. El análisis de redes basado en SIG puede ayudarnos a entender la probabilidad de que estas especies viajen de un lugar a otro, facilitando medidas de cuarentena más efectivas.
Además, los ecosistemas insulares a menudo tienen baja redundancia ecológica. En términos más simples, cada especie tiene un papel único en el ecosistema, y la pérdida o adición de una sola especie puede provocar un efecto en cascada a lo largo del sistema. Las estrategias de conservación deben implicar no solo la eliminación inmediata de especies invasoras, sino también la restauración y fortalecimiento de los roles que desempeñan las especies nativas en sus ecosistemas.
En un contexto global donde las islas contribuyen al 90% de todas las extinciones inducidas por especies invasoras, las estrategias que diseñamos para estas “posiciones vulnerables” son de suma importancia. Dado que las islas a menudo son más accesibles para esfuerzos de conservación enfocados, también pueden servir como campos de prueba para metodologías innovadoras, ofreciendo lecciones que se pueden aplicar a nivel mundial.
Entender los complejos factores en juego requiere combinar múltiples disciplinas, desde la ecología hasta el derecho ambiental, para elaborar políticas que sean efectivas y éticas. El camino por delante es sin duda desafiante, pero armados con experiencia interdisciplinaria y herramientas de vanguardia, podemos garantizar la supervivencia de estos ecosistemas únicos y vulnerables.

Efecto en Cascada: Costos Sociales y Económicos
El informe menciona un impactante costo anual global de más de 423 mil millones de dólares (unos 390 mil millones de euros) debido a especies invasoras. La distribución desigual de estos costos en sectores y comunidades merece un análisis más profundo. Por ejemplo, mientras que el 92% de los costos se atribuyen a daños, solo el 8% se relaciona con gastos de gestión. Esta distribución cuenta una historia de desequilibrio sistémico, donde la carga recae desproporcionadamente en aquellos menos equipados para manejarla. Y no olvidemos a las comunidades marginadas cuyas vidas se ven trastornadas por especies invasoras, desde mujeres y niños en África Oriental hasta pescadores artesanales en el lago Victoria. La elaboración de casos de estudio que examinen cómo las especies invasoras afectan de manera desproporcionada a comunidades marginadas podrían resaltar con mayor acierto la gravedad de este problema, añadiendo una dimensión más humana a los datos estadísticos para los responsables de políticas. Aunque este resumen toca las disparidades económicas y sociales exacerbadas por especies invasoras, el problema merece una discusión más a fondo. Profundizaremos en las medidas propuestas para comunidades marginadas afectadas por especies invasoras en una próxima publicación, una vez que el informe final del IPBES esté disponible para un análisis más completo.
Adaptabilidad de Comunidades
A pesar de que algunas especies exóticas invasoras ofrecen beneficios como fuentes de alimentos y fibras, el informe sostiene que estos no compensan los impactos negativos, una matización importante para las discusiones sobre políticas. El resumen también reconoce que algunos pueblos indígenas y comunidades locales han convertido las especies invasoras en fuentes de ingresos. Aunque nacidas de la necesidad, estas adaptaciones ofrecen percepciones sobre la resiliencia a nivel comunitario y podrían ayudarnos a entender cómo vivir en un entorno cambiante. ¿Cómo alcanzan un equilibrio estas comunidades entre la supervivencia inmediata y el impacto ecológico a largo plazo? ¿Podría este “hacer de la necesidad virtud” revelar enfoques innovadores que podrían aplicarse más ampliamente? Esta adaptabilidad merece una discusión más profunda, especialmente al considerar su sostenibilidad a largo plazo, los mecanismos que impulsan la resiliencia comunitaria y sus implicaciones para la política.
Para empezar, debemos plantear la pregunta de si estas estrategias adaptativas podrían ser sostenibles a largo plazo. ¿Están estas comunidades perpetuando involuntariamente el problema al utilizar especies invasoras como recursos, o podría ser esta una solución viable a corto plazo hasta que se implementen mejores prácticas de gestión? Sería valioso llevar a cabo estudios etnográficos o investigaciones participativas para comprender estas sutilezas, agregando una perspectiva de ciencias sociales a la discusión predominantemente ecológica sobre especies invasoras.
Además, estas adaptaciones a nivel comunitario pueden servir como “laboratorios” del mundo real para la resiliencia. Comprender los mecanismos sociales y culturales que permiten a las comunidades adaptarse podría aportar información útil para estrategias de más amplias. ¿Es una cuestión de flexibilidad cultural, un conocimiento ecológico profundo o simplemente una necesidad económica lo que impulsa estas adaptaciones? Las experiencias de estas comunidades podrían ofrecer lecciones sobre resiliencia con potencial de aplicación más allá del contexto de las especies invasoras.
Finalmente, hay un ángulo interesante desde el punto de vista de la política. ¿Deberían los gobiernos y las ONG considerar apoyar estas adaptaciones, o legitimaría y perpetuaría la propagación de especies invasoras? Este es un equilibrio delicado que los responsables de políticas deben considerar, posiblemente requiriendo un enfoque caso por caso.
Un ejemplo que viene a la mente es la cosecha de jacinto de agua invasivo para artesanías en partes de África. Si bien esto ofrece una fuente de ingresos para las comunidades locales, también plantea preguntas sobre las implicaciones ecológicas a largo plazo. ¿Estamos simplemente poniendo un parche en el problema, o estas adaptaciones a pequeña escala señalan el camino hacia soluciones más sostenibles y basadas en la comunidad?
En un mundo que lucha con las complejidades del cambio climático, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad, examinar cómo las comunidades se adaptan a desafíos ambientales como las especies invasoras agrega una enriquecedora capa a nuestra comprensión. Nos informa no solo de estrategias ecológicas o económicas, sino también de políticas sociales dirigidas al bienestar y la resiliencia comunitaria. Por lo tanto, esta adaptabilidad no es solo una nota al pie, es un capítulo que merece su propio protagonismo.
Reflexiones Finales
El informe del IPBES sobre especies exóticas invasoras es un documento fundamental que nos ofrece una visión amplia del problema global. Sin embargo, como hemos remarcado a lo largo de esta discusión, hay una increíble profundidad de matices y complejidad que aún queda por explorar. En próximas publicaciones, nos sumergiremos en aspectos específicos, como las desigualdades sociales exacerbadas por especies invasoras, las políticas que están—o no están—ayudando en la situación, los desafíos demográficos, las estrategias de gestión, así como la gobernanza y las colaboraciones intersectoriales. Cada uno de estos elementos forma una pieza de un rompecabezas mayor y merece su propia discusión.
Pero no perdamos de vista la imagen completa: las especies invasoras son solo una parte de una crisis multifacética que afecta a la biodiversidad, la salud del ecosistema y las comunidades humanas. Abordar este desafío no es solo cuestión de ciencia biológica o gestión del territorio; es un problema que exige un enfoque interdisciplinario. Para aquellos de nosotros que trabajamos en primera línea, ya sea en modelización de idoneidad de hábitat, asesoramiento político o participación comunitaria, está claro que solo al unir nuestra experiencia colectiva podemos pretender diseñar soluciones sostenibles y efectivas.
Mientras diseccionamos estos problemas individuales en nuestras próximas publicaciones, recordemos que el propósito va más allá del discurso académico. Estamos sentando las bases para la acción informada, proporcionando el por qué y el cómo, no solo el qué. Te invitamos a unirte a nosotros en esta conversación crucial, una que no solo evalúa el conocimiento existente, sino que también aspira a llenar los vacíos. Si bien estamos a la espera del informe completo del IPBES, anticipamos que ofrecerá aún más datos y estrategias accionables que podemos aplicar de inmediato en nuestros esfuerzos continuos.
Así que, sigamos hablando. Mantente atento para un análisis más profundo y soluciones adaptadas con un objetivo final: convertir la información en acción significativa para un futuro sostenible. Suscríbete a Hub-Terra para mantenerte informado y formar parte de este esfuerzo colaborativo.
IPBES (2023). Summary for Policymakers of the Thematic Assessment Report on Invasive Alien Species and their Control of the Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity and Ecosystem Services. Roy, H. E., Pauchard, A., Stoett, P., Renard Truong, T., Bacher, S., Galil, B. S., Hulme, P. E., Ikeda, T., Sankaran, K. V., McGeoch, M. A., Meyerson, L. A., Nuñez, M. A., Ordonez, A., Rahlao, S. J., Schwindt, E., Seebens, H., Sheppard, A. W., and Vandvik, V. (eds.). IPBES secretariat, Bonn, Germany. https://doi.org/10.5281/zenodo.7430692
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